Decidir por uno u otro es algo difícil, los partidarios del chocolate negro señalan el mayor contenido de hierro y los niveles de antioxidantes en su producto y los fanáticos del chocolate con leche, que su nivel en calcio es mayor. Sin embargo, los nutrientes varían ampliamente en el chocolate disponible comercialmente, según la marca y el tipo que elijas. Es mejor revisar la etiqueta si quieres estar seguro de los nutrientes porque en el mercado, los podemos encontrar con distintos porcentajes de cacao, con y sin azúcar y un sinfín de variedades.

Cualquier chocolate se caracteriza por su contenido en pasta de cacao. El llamado ‘chocolate blanco’ se fabrica a partir de manteca de cacao, leche, azúcar y otros aceites vegetales que le dan su color y sabor, pero no contiene entre sus ingredientes ni pizca de pasta de cacao, podríamos decir por tanto, que no es chocolate sino un sucedáneo de chocolate.

Resumiendo, durante mucho tiempo el consumo de chocolate se asoció a problemas como la diabetes, el acné, hipertensión… Se cree que su consumo aporta  un alto nivel de antioxidantes, que reduce el nivel de colesterol y previene el deterioro de la memoria.

Es cierto que el chocolate reduce las hormonas causantes del estrés. La cantidad de teobromina que contiene, combinada con el azúcar probablemente es la causante de ese ligero bienestar que sentimos al consumirlo.

El chocolate aporta gran cantidad de calorías, así que los que quieran perder o mantener el peso deben consumirlo con moderación,.  También debemos controlar el consumo de chocolate en niños en etapa de crecimiento, esto se debe al contenido de ácido oxálico del chocolate. Este  ácido se asocia con el calcio formando oxalato cálcico, que no puede ser asimilado en el proceso digestivo. De ahí que no se recomiende añadirlo a la leche de los niños en etapa de crecimiento para que puedan asimilar todo el calcio que necesitan.